Las sillas antiguas vuelven a estar de moda. Las tendencias más vintage las han puesto en el candelero. Aunque lo cierto es que nunca ha dejado estar. Son muebles a los que no se sabe por qué extraña razón les tenemos cariño. Será por motivos afectivos y familiares, o porque en general los sencillos diseños de las sillas antiguas nos resultan muy simpáticos. Su sobriedad y su utilidad hacen que siempre estén ahí. Nunca están de más y siempre puede hacer falta recurrir a ellas ante una visita inesperada o para alcanzar la balda más alta de un armario. Se trata de muebles muy simples, y pese a su resistencia al paso del tiempo y el peso de los cuerpos, requieren de cuidados para mantenerse en forma. E incluso son capaces de resucitar bajo nuevas formas y colores, ya que las sillas antiguas son motivo de inspiración para nuevos diseños y también para innovadoras remodelaciones, que además de baratas tienen su carácter de sostenibilidad y de respeto al medio ambiente.
Y ¿por qué ese concepto de silla se sigue manteniendo? Por su indudable utilidad. Eso sí, como dicen los carpinteros, la madera siempre está viva, mientras no se queme o se convierta en serrín sigue su evolución. Por ello hay que darle cuidados para que no la ataque la carcoma o hay que barnizarla y pintarla de vez en cuando. E incluso se puede transformar completamente con una renovación como la de la imagen, gracias a una mano de pintura de tonos fuertes y un tapizado que aumente su comodidad.
Basándose en el diseño más tradicional de las sillas de una escuela, la diseñadora madrileña Inés Benavides nos propone esta creación. Una silla moderna gracias a su inspiración en lo viejo. La simpleza de esas formas son el soporte para un elaborado mueble artesanal, casi artístico. De hecho, esta diseñadora define muchos de sus trabajos, incluido este, como muebles escultura.
Si pensamos en la silla antigua por excelencia a muchos nos viene a cabeza la mecedoras. Las clásicas, realizadas con estructura de madera y asiento de fibras naturales. En su simplicidad son todo elegancia y sobriedad, además de comodidad, como este modelo de la casa Muebles de Olivo Siolca. Lógicamente elaborándola estos fabricantes está hecha con la resistencia de la madera de olivo, con toda su vistosidad e imperfecciones. Y para el asiento tejido natural de anea. Todo un balanceo a lo más antiguo y hogareño.
Esta silla podría estar en cualquier escenario de época de una película. Toda ella de madera, con aspecto muy rígido salvo por su asiento de rejilla. Toda una novedad en su momento para evitar la dureza de la madera. Decimos que podría ser de atrezzo cinematográfico salvo por el detalle de la pintura dorada envejecida, que paradójicamente le aporta un detalle de modernidad a sus líneas más tradicionales.
Este modelo también podría salir en un peli, pero es diferente a la anterior. Es más butaca de un elegante salón o silla auxiliar en el vestidor. Es un mueble más señorial, más ancho y más cómodo, gracias al asiento mullido y tapizado con motivos vegetales. Todo ella en tonos muy blancos y apagados, lo que le dan ese aire vintage tan del gusto en la actualidad.
¿Quién no se ha sentado en una silla de este estilo en la casa de los abuelos o en una casa de pueblo? Un diseño de asiento realizado completamente en madera. Con su respaldo de forma curva que ya tenía en cuenta la ergonomía, eso sí con un concepto bastante arcaico, de hecho cuando se diseñó quizás ni existía esa palabra, o al menos no era tan común como ahora. Pero el hecho es que lo que sí que se convirtió en muy común fue este modelo de silla, que todavía perdura hoy.
Ya hemos dicho que una silla antigua es una silla de madera. Aquí vemos otro ejemplo que ha resucitado también con el color de la pintura y con la mano de tapicero, capaz de enmarcar en el viejo y duro asiento de madera, una animada nota de aires muy pop para sentarse. Un magnífico ejemplo de cómo poco a poco modernizar por completo y con mucho ingenio el aspecto de una casa rural.
Esta silla es más bien un sillón antiguo. Su diseño no puede ser más clásico. Típico de los comedores de época más burgueses, aunque también puede tener cabida en un despacho. Todo el mueble está fabricado en madera de haya, cuyos tonos claros se han oscurecido y envejecido a base de barniz. Y en cuanto al asiento, tratándose de una silla señorial, como no podía ser de otro modo es de piel fijada con chinchetas metálicas.
Esta silla tiene unas dimensiones adaptadas para los niños, pero su diseño no puede ser más tradicional, con madera torneada y lacada y asiento de anea. Un tipo de silla que cuadra en cualquier habitación infantil, sea del estilo que sea, y que seguramente acompañe al niño allá donde vaya. Su ligereza hará que la acarree hasta la cocina, al salón o al cuarto de sus hermanos, porque esa será su primera silla, exclusivamente suya.
La comodidad a la que estamos acostumbrados a veces nos hace alejarnos de los muebles antiguos, que suelen ser menos confortables que los diseños más modernos. Sin embargo, hay muebles heredados a los que les tenemos especial apego y cariño, y nos negamos a tirarlos. A veces están ocultos en un rincón o vagan por la casa acumulando polvo. Si se quiere recuperar una de esas sillas viejas que nos trajimos del pueblo, siempre podemos lijarlas, repintarlas y convertirlas en un elemento de decorativo muy particular. Con el añadido de que si hace falta una silla más, ella siempre está ahí para cumplir con su función original.