Una distribución excesivamente compartimentada conseguía sacar el máximo número de habitaciones en una vivienda unifamiliar de 240 metros cuadrados situada en Madrid. A pesar de tener un programa de lo más completo, habitar en ella no era sencillo. Su organización con pasillos y recovecos impedía que la circulación fuera fluida. Pero además de su funcionalidad, su estética tampoco cumplía las necesidades y gustos de sus habitantes. Necesitaba modernizarse, mejorar sus materiales y acabados, y volver a ser el hogar cómodo y práctico. Un proyecto llevado a cabo por la empresa Cpetc, que visitamos hoy a través de la siguiente selección de fotografías.
El antiguo salón de la casa era viejo y poco acogedor. Sus carpinterías en diferentes colores, su pavimento de estilo clásico, sus paredes y detalles como el rodapié y las molduras del falso techo creaban un escenario poco armónico, con muchos agregados discordantes. Para poder convertirse en una sala de estar moderna necesitaba ganar luz, sencillez y una calidez más actualizada.
Lo mismo ocurría con el comedor. Situado en una habitación contigua a la del salón, sufría de los mismos males estéticos que la estancia previa. La paleta de colores resultaba cálida, sin embargo, estaba teñida de tintes anticuados y obsoletos. Tras la reforma, ambos espacios se unificaron, convirtiéndose en un zona de día amplía, luminosa y bien organizada.
Los tonos claros sobre la pared y el techo y un nuevo pavimento de color miel consiguen crear el equilibrio perfecto de calidez en este nuevo salón-comedor moderno. Más amplio, el espacio resulta más luminoso gracias a la nueva paleta cromática que lo pinta: tonos grises y tierras y carpitnerías lacadas en blanco.
Pero para alcanzar el calificativo de moderno la reforma tuvo que deshacerse de los detalles desactualizados y apostar por nuevas formas. Las molduras que recorrían la coronación de las paredes se sustituyeron por un falso techo rítmico, que se aprovechó para instalar un sistema de iluminación artificial novedoso. La luz fluye misteriosa desde detrás de los paneles, creando un efecto misterioso.
La cocina, situada junto al salón y al comedor, también ganó superficie y una organización más moderna. Las más de moda que nunca
islas de cocina consiguen sacarle más partido a los espacios de geometría cuadrada. En el perímetro, una pieza horizontal acoge los principales usos y el almacenamiento. La pieza central como una amplia superficie de trabajo, que puede emplearse como comedor alternativo. Los tonos recuerdan a los empleados en el salón: blancos y grises.
La distribución del apartamento ganó sencillez tras la reforma y los pasillos se acortaron y ganaron calidad espacial. En esta imagen podemos comparar el pasillo en el estado previo y posterior. El cambio de pavimento a un modelo de tonalidad más clara favoreció enormemente la imagen total del corredor, que gracias a una iluminación diferente y al color blanco parece más amplio y resulta más acogedor.
El diseño anterior del dormitorio principal parecía sacado de cuento. El papel pintado floreado le daba un aire demasiado infantil para su uso. La carpintería de la ventana era vieja, ya no era funcional. ¿Cómo podía ganar luz y estilo? Otra vez más, el color tuvo el poder de crear un escenario totalmente diferente. Los tonos claros son perfectos para ganar luminosidad y amplitud visual. Junto con las piezas de mobiliario y decoración correctas, el dormitorio ganó presencia y dejó atrás su estética aniñada.
Pero el espacio que más drásticamente cambió su paisaje fue indudablemente el cuarto de baño. Perdió su antigua forma, su alicatado, sus colores y sus revestimientos. El nuevo es elegante y tranquilo, invita a relajarse y disfrutar.
Hasta aquí el recorrido por esta elegante reforma. Si quieres conocer otros proyectos, te recomendamos: