Retour au livre d'idées

La luz como material. Casas de ensueño de Alberto Campo Baeza

Indalecio Marrero Indalecio Marrero
Modifier
Ajouter une photo

Hoy nos queremos acercar a la fascinante obra residencial de Alberto Campo Baeza. Sus casas evocan el verano y como él mismo afirma, utilizan la luz como un material, quizás el más importante.

Campo Baeza (1946), combina su labor docente en la Escuela de Arquitectura de Madrid con la práctica de la arquitectura. Fue alumno entre otros de Julio Cano Laso y del gran Alejandro de la Sota, su primer maestro. Su obra sosegada e intensa, es en muchos aspectos próxima a la de Alvaro Siza o Eduardo Souto de Moura, y ha influido asimismo a toda una generación de arquitectos.

Sus proyectos tienen un sello reconocible por su manera de tener en cuenta el paisaje y la manera de asentarse en el lugar. Su arquitectura tiene fuertes raíces con lo clásico. Son edificios al mismo tiempo contemporáneos y atemporales. Simbiosis entre arquitectura y poesía, espacios que inspiran y que nos hablan de nuestros paisajes interiores, de nuestro lugar en el mundo.

A continuación os presentamos tres viviendas que resumen su buen hacer y que están situadas en entornos muy diferentes: el mar, el campo y la ciudad.

Frente al mar. La casa del infinito

House of the Infinite, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Maisons modernes

Frente al mar. La casa del infinito

La casa del infinito, situada en la costa de Cádiz, es una de sus últimas obras. Según sus propias palabras, se trata de la casa más radical que jamás ha construido. Campo Baeza diseña una superficie elevada para observar el horizonte, "un plano infinito, frente al mar infinito". La plataforma es el espacio más importante del proyecto. Descansa sobra una gran caja de piedra, en la que se disponen las distintas estancias de la vivienda. Como memoria al pasado romano de la región, en la que existen algunos templos en honor a sus dioses, el edificio ha sido construido en travertino romano.

La casa del infinito, situada en la costa de Cádiz, es una de sus últimas obras. Según sus propias palabras, se trata de la casa más radical que jamás ha construido. Campo Baeza diseña una superficie elevada para observar el horizonte, "un plano infinito, frente al mar infinito". La plataforma es el espacio más importante del proyecto. Descansa sobra una gran caja de piedra, en la que se disponen las distintas estancias de la vivienda. Como memoria al pasado romano de la región, en la que existen algunos templos en honor a sus dioses, el edificio ha sido construido en travertino romano.

Espacio metafísico

House of the Infinite, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Piscine moderne

Espacio metafísico

Estamos sobre la plataforma. Tres muros la protegen del fuerte viento de la zona. El resultado es un plano desnudo, una arquitectura casi metafísica que nos trae a la memoria algunas escenas y paisajes construidos del artista Giorgio de Chirico.

Estamos sobre la plataforma. Tres muros la protegen del fuerte viento de la zona. El resultado es un plano desnudo, una arquitectura casi metafísica que nos trae a la memoria algunas escenas y paisajes construidos del artista Giorgio de Chirico.

El paisaje dentro de la casa

House of the Infinite, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Salle à manger moderne

El paisaje dentro de la casa

Cuando bajamos y nos introducimos en el interior de la gran caja, el paisaje que nos rodea también entra en ella con nosotros, pasando a formar parte de la decoración de la vivienda. La luz invade todo el espacio común. El arquitecto quiere realzar la hermosa panorámica, por lo que dispone el mínimo de elementos de mobiliario en el interior y oculta los elementos de luminaria.

Cuando bajamos y nos introducimos en el interior de la gran caja, el paisaje que nos rodea también entra en ella con nosotros, pasando a formar parte de la decoración de la vivienda. La luz invade todo el espacio común. El arquitecto quiere realzar la hermosa panorámica, por lo que dispone el mínimo de elementos de mobiliario en el interior y oculta los elementos de luminaria.

En el campo una escultura. La Casa Asencio

Casa Asencio, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Maisons

En el campo una escultura. La Casa Asencio

Nos desplazamos ahora al interior de Cádiz para conocer la Casa Asencio. El arquitecto propone en éste caso un volumen pesado, casi una escultura habitable, para protegerse de la intensa luz que incide todo el año en la región. La vivienda da la espalda a la vía de acceso y se abre serenamente al paisaje. Una construcción sencilla que, con su color blanco, quiere asemejarse a las arquitecturas de la zona.

Nos desplazamos ahora al interior de Cádiz para conocer la Casa Asencio. El arquitecto propone en éste caso un volumen pesado, casi una escultura habitable, para protegerse de la intensa luz que incide todo el año en la región. La vivienda da la espalda a la vía de acceso y se abre serenamente al paisaje. Una construcción sencilla que, con su color blanco, quiere asemejarse a las arquitecturas de la zona.

Controlar la luz

Casa Asencio, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Maisons

Controlar la luz

Alberto Campo Baeza juega con la luz de una manera más sutil en la casa Asencio. La vivienda es "un espacio diagonal atravesado por la luz diagonal". Estudia cuidadosamente hacia dónde mirar y asomarse. Con la disposición de los espacios y los huecos consigue que la luz y la sombra dialoguen. En este proyecto el paisaje no inunda el interior de la vivienda, sino que al contrario aparece enmarcado. Fragmentos del paisaje y trozos de cielo como si fueran lienzos que el arquitecto va disponiendo aquí y allá.

Alberto Campo Baeza juega con la luz de una manera más sutil en la casa Asencio. La vivienda es "un espacio diagonal atravesado por la luz diagonal". Estudia cuidadosamente hacia dónde mirar y asomarse. Con la disposición de los espacios y los huecos consigue que la luz y la sombra dialoguen. En este proyecto el paisaje no inunda el interior de la vivienda, sino que al contrario aparece enmarcado. Fragmentos del paisaje y trozos de cielo como si fueran lienzos que el arquitecto va disponiendo aquí y allá.

Crear un paisaje propio en la ciudad

Casa Moliner, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Maisons

Crear un paisaje propio en la ciudad

La Casa Moliner está emplazada en el entorno urbano de Zaragoza. Aquí el reto es diseñar una vivienda para un poeta y que el espacio sea utilizado también para que el artista desarrolle su trabajo. Un lugar para leer, escribir y pensar. El arquitecto mantiene su lenguaje pero propone una idea diferente. La casa no se abre al paisaje, sino que se cierra al entorno y se abre al cielo. Se levantan altos muros alrededor con el fin de dar privacidad, creando un paisaje propio.

La Casa Moliner está emplazada en el entorno urbano de Zaragoza. Aquí el reto es diseñar una vivienda para un poeta y que el espacio sea utilizado también para que el artista desarrolle su trabajo. Un lugar para leer, escribir y pensar. El arquitecto mantiene su lenguaje pero propone una idea diferente. La casa no se abre al paisaje, sino que se cierra al entorno y se abre al cielo. Se levantan altos muros alrededor con el fin de dar privacidad, creando un paisaje propio.

Dormir, vivir y soñar

Casa Moliner, Alberto Campo Baeza Alberto Campo Baeza Maisons

Dormir, vivir y soñar

Dormir, vivir, soñar. Con solamente tres palabras y de manera sencilla consigue definir el autor el programa de la casa Moliner. El espacio habitable se sitúa en el centro, como una caja que flota, y la vivienda se estructura en tres niveles. El nivel excavado para dormir, el nivel del jardín para vivir y la planta alta, en la que se proyecta una biblioteca, para soñar. En la propuesta, el arquitecto mantiene su reconocible lenguaje, formas puras y cuidar la relación entre la luz y los materiales. Utiliza el hormigón para crear un "jardín desnudo", un espacio en el que los límites entre el exterior de la casa y el interior se difuminan.

Con la luz como actor principal y con pocos elementos es como construye Campo Baeza sus obras. Edificios a medio camino entre la poesía, la escultura y la arquitectura, que son capaces de crear paisajes y mundos interiores. Una arquitectura profunda, bella y honesta.

Dormir, vivir, soñar. Con solamente tres palabras y de manera sencilla consigue definir el autor el programa de la casa Moliner. El espacio habitable se sitúa en el centro, como una caja que flota, y la vivienda se estructura en tres niveles. El nivel excavado para dormir, el nivel del jardín para vivir y la planta alta, en la que se proyecta una biblioteca, para soñar. En la propuesta, el arquitecto mantiene su reconocible lenguaje, formas puras y cuidar la relación entre la luz y los materiales. Utiliza el hormigón para crear un "jardín desnudo", un espacio en el que los límites entre el exterior de la casa y el interior se difuminan.

Con la luz como actor principal y con pocos elementos es como construye Campo Baeza sus obras. Edificios a medio camino entre la poesía, la escultura y la arquitectura, que son capaces de crear paisajes y mundos interiores. Una arquitectura profunda, bella y honesta.